En otros países de Europa incluso es obligatorio instalar cubiertas ajardinadas en todas las nuevas construcciones, porque las administraciones públicas se han dado cuenta de lo que contribuyen en varios aspectos: control del agua de drenaje, aumento de la superficie verde en la ciudad y por tanto mejora de la calidad del aire y, por último, reducen el consumo energético, lo cual no solo se nota en las facturas, también contribuye a reducir las emisiones de CO2.